El Mundo

La ola populista también afecta a Canadá y a sus políticas migratorias

por Julio César Rivas

OTTAWA, Canadá.- La oleada populista también ha llegado a Canadá, donde el 21 de octubre se celebrarán elecciones, mientras que la inmigración se ha convertido en uno de los debates de la campaña ante el interés de los partidos conservadores de limitar el número de inmigrantes.

El líder del Partido Liberal y primer ministro en funciones de Canadá, Justin Trudeau, afirmó durante un debate televisado en francés que Quebec tiene todo el derecho a “examinar” a los inmigrantes que se quieren asentar en la provincia francófona.

Y aunque Trudeau no lo mencionara de forma expresa, Quebec está en el proceso de imponer un controvertido examen a los inmigrantes que incluiría una prueba sobre sus “valores fundamentales” para determinar que se alinean con los de la provincia canadiense.

“Si quiere aplicar un examen para la certificación de la selección, está bien y es apropiado que lo haga”, declaró Trudeau durante el debate en francés en referencia a la intención del primer ministro de Quebec, Francois Legault, de implementar la prueba sobre “valores fundamentales”.

La afirmación, que Trudeau repitió durante una conferencia de prensa, ha sorprendido a más de uno en Canadá especialmente porque el líder liberal llegó al poder en octubre de 2015 con una plataforma diametralmente opuesta.

De hecho, una de sus primeras acciones de Gobierno fue aceptar en el país unos 40.000 refugiados de Siria.

Pero desde su victoria electoral de octubre de 2015, muchas cosas han sucedido, especialmente la elección en Estados Unidos de Donald Trump con un programa populista y contra la inmigración que ha empezado a calar también en Canadá.

En estas elecciones en Canadá, el exministro conservador Maxime Bernier se presenta con una nueva formación política, el populista Partido Popular, que tiene como uno de sus ejes centrales reducir drásticamente el número de inmigrantes y refugiados que llegan cada año al país.

Bernier, que para muchos defiende ideas supremacistas, propone limitar el número de inmigrantes entre 100.000 y 150.000 al año, menos de la mitad de lo que actualmente recibe el país norteamericano, y aceptar solo aquellos que prueben que aceptan los “valores canadienses”.

Bernier, que de agosto de 2007 a mayo de 2008 fue ministro de Asuntos Exteriores del ex primer ministro conservador Stephen Harper, ha criticado lo que califica el “multiculturalismo extremo” de Canadá y el “globalismo” que, según él, está destruyendo la esencia de Canadá.

“El apoyo a la inmigración seguirá disminuyendo y las tensiones sociales seguramente seguirán aumentando. Necesitamos desacelerar”, afirmó Bernier en julio de este año.

Mientras, el grupo separatista Bloque Quebequés (BQ), que prácticamente desapareció en las últimas elecciones, ha ganado impulso en las encuestas con un programa identitario y en un momento en el que en Quebec son populares políticas de control de la inmigración.

El BQ, por ejemplo, quiere que Quebec quede exenta de la aplicación de la ley federal que desde 1988 promueve en el país el multiculturalismo, y que la provincia tenga absoluta libertad para decidir el número de inmigrantes que acepta cada año.

Con las encuestas señalando un empate técnico entre el Partido Liberal de Trudeau y el Partido Conservador en torno al 34 % de intención de voto, la diferencia entre formar Gobierno o quedarse en la oposición pueden ser un puñado de votos.

Y en estas elecciones, la provincia de Quebec, que elige 75 de los 338 diputados de la Cámara Baja del Parlamento canadiense, es la llave que permitirá abrir las puertas del Gobierno.

Así que tanto liberales como conservadores, e incluso los socialdemócratas del Nuevo Partido Democrático (NPD), están haciendo todo lo posible para arañar el mayor número posible de votos en la provincia francófona en la que el examen de “valores fundamentales” a emigrantes es una propuesta popular.

Cuando el Gobierno de centro-derecha de Quebec presentó el proyecto de ley, Trudeau y el NPD expresaron su oposición frontal y calificaron la medida como discriminatoria contra las minorías religiosas, especialmente los musulmanes.

Pero durante la campaña electoral, tanto el Partido Liberal como el NPD han rebajado sus críticas y han indicado que dejarán que los tribunales decidan sobre la constitucionalidad de una medida que es popular en Quebec, especialmente en áreas rurales de la provincia.

Mientras, el Partido Conservador ya ha señalado que no se opondrá ni a la prueba de valores ni a la ley sobre símbolos religiosos de Quebec, a la vez que ha anunciado medidas para limitar el número de refugiados que llega cada año al país.

EFE  

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